viernes, 16 de noviembre de 2012

Manuscritos Iluminados

 
 
Folio 20 del Codex Aureus también conocido como el Evangeliario de Lorsch
 

Entre todos los objetos preciosos hechos por el ingenio y la industria del hombre, los libros se distinguen por su belleza y valor, siendo ellos los depositarios del conocimiento, del arte y del sentir humano; los libros se han convertido en maestros y amigos, en campos de juego, en puertas mágicas para realizar viajes extraordinarios a través del tiempo y del espacio, incluso la palabra de Dios se halla en un libro.
Junto con la humanidad, el libro ha evolucionado tanto en su forma como en aspecto y contenido, desde el surgimiento de la escritura, que determina el fin de la prehistoria y el nacimiento de la ciencia histórica hasta la invención de la imprenta mecánica y la presente era digital.
 
Hoy en día es sencillo descargar un libro en internet o escuchar un audiolibro en cualquiera de sus diferentes formatos, además de los libros impresos conocidos por todos; sin embargo, resulta fascinante pensar que durante miles de años los libros se hicieron a mano, gracias a los cuales podemos conocer textos muy antiguos.
 
 
 
"Adoración de Shamash" sello cilíndrico de Mesopotamia
Louvre
 
 
En Mesopotamia, hace unos 5000 años aproximadamente se utilizaron cuñas para escribir sobre tablillas de arcilla, los mandatarios y mercaderes hicieron rodar sus hermosos sellos cilíndricos para firmar documentos y proteger sus propiedades y mercancías; en Egipto la escritura jeroglífica se elaboró sobre muros, monumentos y rollos de papiro. En el siglo II antes de nuestra era aparece el pergamino, un material mucho más resistente que el papiro y a partir del siglo IV, los libros dejaron de ser rollos para convertirse en páginas.
 
 
 
Sellos cilíndricos

 
Durante mil años los libros se produjeron en talleres artesanales y monasterios, en los llamados scriptorium, donde los amanuenses tenían el oficio de copiar los libros. Un libro manuscrito tenía un alto valor adquisitivo, ya que su elaboración no era sencilla, las materias primas eran bastante costosas y la entrega del libro podía demorar algunos años.

 
 
 
Folio del Codex Argenteus o Biblia de Plata Siglo IV
 
 
Las páginas de pergamino están hechas de la piel abdominal de corderos, cabras o terneras, criados especialmente para ello; estas pieles recibían un tratamiento, primero se afeitaban con cuchillas curvas para eliminar el vello y la grasa, después eran sumergidas en una solución de cal y se colocaban sobre bastidores de madera para secarse y ser estiradas, por último se suavizaban con piedra pómez y se blanqueaban con una capa delgada de gis en polvo y pegamento; algunos pergaminos se teñían de púrpura, una sustancia muy costosa y difícil de conseguir, estos se escribían con tinta de oro y plata y eran destinados para los libros más valiosos. Con las hojas de pergamino se hacían cuadernillos que eran enviados a los talleres donde los copistas escribían cuidadosamente, utilizando una caligrafía muy estilizada; si se cometía algún error se utilizaba un “raspador” una navaja pequeña con la que se levantaba la tinta, generalmente el copista escribía con una mano y en la otra tenía el raspador. Una vez que el texto estaba listo se le añadía la “rúbrica” para destacar algunas líneas o letras iniciales con color azul y rojo, después se enviaba al iluminador que ilustraba las páginas, además de las letras capitales y los márgenes.   

   
 
Folio 34 del Libro de Kells
 
 
El arte del iluminador es una de las formas menos conocidas de la pintura, ya que a diferencia de la pintura mural y de caballete, se encuentra dentro de las páginas de un libro y se conoce con el nombre de Miniatura, esta palabra deriva del latín minium que era el color rojo que se utilizaba para la rúbrica. La miniatura se realizaba con témpera que son pigmentos suavizados en clara de huevo o goma arábiga, de origen mineral, animal, vegetal y otros obtenidos por reacción química.
Para ciertos manuscritos se empleaban pigmentos preciosos como el lapislázuli que se importaba de Afganistán, también oro en hoja o en polvo.
 
 
 

"El Zodiaco en la Anatomía del Hombre" Miniatura de los Hermanos Limbourg
Libro de Horas del Duque de Berry
Musée Condé, Chantilly
 

Finalmente se encuadernaban en cuero, terciopelo o metal con incrustaciones, adornos de esmalte y tallas en marfil; estos libros eran de las más diversas formas y tamaños, desde libros enormes que podían ser leídos por un coro, hasta libros de forma circular, triangular, etc.
 
  
 
 
Cubierta con inscrustaciones del Codex Aureus de St. Emmeram

 
Estos libros son verdaderos tesoros, tanto por su valor material, literario y artístico. Muchos de ellos se conservan en bibliotecas y museos de todo el mundo, se les conoce con el nombre de Manuscritos iluminados o Códices y fueron producidos desde el siglo IV hasta finales del XV cuando se introdujo la imprenta.
 
 
 
Folio 19 del Codex Aureus de Lorsch
 
 
Se realizaron Biblias, libros de oraciones y cantos, además de obras literarias como La Divina Comedia de Dante Alighieri, textos griegos y latinos, libros médicos, etc.
Entre los más importantes destacan: El Génesis de Viena un códice siriaco del siglo V escrito en griego con tinta de plata sobre pergamino púrpura, cuyas miniaturas se realizaron en el llamado estilo continuado, en el que las figuras se desenvuelven con libertad y sin interrupciones para las escenas de un mismo episodio, como sucede en La Columna Trajana. Se conserva en la Nationalbibliothek, Viena. Codex Purpureus Rossanensis un evangeliario siriaco del siglo VI escrito sobre pergamino púrpura. Museo Diocesano de Rossano, Italia. Codex Sinopensis evangeliario siriaco del siglo VI escrito con tinta de plata sobre pergamino púrpura. Biblioteca Nacional de París. Evangeliario de Rábula escrito en lengua siriaca en el siglo VI y miniado por el monje del mismo nombre; de colores brillantes y dramáticos, de gran expresividad y movimiento, en el que tuvo un gran desarrollo la iconografía cristiana. Este Manuscrito es de gran valor para la historia del arte y es citado a menudo como punto de referencia. Biblioteca Medicea Laurenziana.
A través de los códices anteriormente mencionados, queda manifiesto que la iconografía cristiana se desprende directamente de la estética oriental; por ejemplo: La imagen del Cristo siriaco, barbado, con manto y nimbo crucífero que será representado así durante toda la Edad Media, muy diferente del Cristo barbilampiño helenístico del arte paleocristiano, además de las figuras del Tetramorfos y los evangelistas escribiendo sentados al inicio de sus respectivos evangelios.
 
 
 
"Tetramorfos" Folio 27 del Libro de Kells
  
 
 
"San Juan Evagelista" Folio 25 del Codex Aureus de Lorsch

 
 
"Junio" Miniatura de los Hermanos Limbourg
Libro de Horas del Duque de Berry
Musée Condé, Chantilly
 
 
Otros manuscritos iluminados importantes son: Salterio de Paris de estilo bizantino escrito en el siglo X. Evangeliario de Godescalc hecho por encargo del rey Carlomagno, Codex Aureus o Evangeliario de Lorsch proveniente de la escuela palatina y de estilo carolingio. Libro de Kells y Libro de Durrow ambos de estilo insular, y del estilo gótico internacional El libro de Horas del Duque de Berry iluminado por los hermanos Limbourg conocido como El Libro de las muy ricas horas del Duque de Berry, entre otros.
 
 
Pedro Sacristán
Artista Plástico
 



 
Recuerden que "Conocimiento que no se comparte es como un tesoro enterrado en una isla desierta que a nadie aprovecha."
 
*Las imágenes utilizadas en esta entrada son de dominio público y fueron tomadas de Wikipedia.
Este artículo fue publicado en el Boletín Kerygma Año 6 Num 4 y 5 Jul - Oct 2012.

sábado, 3 de noviembre de 2012

Flor del Amanecer


Con cariño para Sandra, Pilar, Pablo, Italia, Kiawtletl, Marcos, Consuelo, Gilberto, Brisa, Melany y todos mis amigos, la lista es larga.



 "Uchilobus" y "Rosa Espiral"
Acuarelas de Pedro Sacristán 2011
enmarcadas con hoja de plata.


Desde 2008 siento una gran fascinación por el descubrimiento de América, en especial por el choque de dos culturas del cual provenimos los mexicanos, la España del Renacimiento y el Imperio Mexica; cada una con su propia cosmovisión: para los europeos el mundo era un plano sostenido por elefantes y tortugas gigantes, en cuyos bordes escurrían los mares hacia un abismo lleno de monstruos que devoraban los barcos y los navegantes; para los indígenas era más bien una masa de serpientes entretejidas, un "cuadro en medio de las aguas" (Anáhuac) la espalda rugosa de un monstruo de cuyo cuerpo estaba formado el universo, que además se dividía en "cuatro rumbos" y el centro, del cual partían trece cielos hacia arriba y hacia abajo, nueve niveles del inframundo.
El descubrimiento de un continente a fines del siglo XV cambió para siempre la historia de la humanidad y es un evento que supera cualquier relato de ciencia ficción; solo basta con imaginar tres frágiles carabelas cruzando "el mar tenebroso" (así se le llamaba a los mares desconocidos) con sus tripulantes medio muertos de hambre y aún más, del miedo de sus propias fantasías.
Entonces el mundo dejó de ser un plano inverosímil y una masa monstruosa de serpientes, para convertirse en la más bella esfera azul suspendida en el universo, cubierta de viento y de nubes, viva y radiante bajo los rayos dorados del sol.




"Uchilobus"
Acuarela
Pedro N. Sacristán
2011.


  
Mis pensamientos se centran en la primera visión que tuvieron los españoles de Tenochtitlán ( la antigua Ciudad de México) construida en medio de una laguna, unida a tierra por sus calzadas, cuyas calles eran canales que la gente transitaba en canoas, con un imponente centro ceremonial donde se alzaba el templo gemelo dedicado al dios del sol y al dios de la lluvia, con el estruendo de los tambores y el sonido de la caracola, todo rodeado de verdes chinampas abrazadas por las raices de los sauces donde cultivaban maíz, frijol, chía, calabaza, etc. y al fondo, al oriente, dos majestuosos volcanes "El Popocatépetl" y "El Iztaccíhuatl".
Ellos pensaron que estaban soñando...




"Rosa Espiral"
Acuarela
Pedro N. Sacristán
2011.



En Marzo - Abril de 2011 realicé estas acuarelas que simbolizan la unión de dos mundos, para ello me inspiré en la lectura de "El Curso del Sol" un estudio maravilloso de Constanza Vega Sosa que fue publicado en el libro Estudios de Cultura Náhuatl vol. 17 UNAM 1984 donde explica los significados de los diferentes tipos de espirales y grecas en los trabajos de cerámica prehispánicos; hubo un símbolo que me impactó mucho "la media flor multipétala en espiral" que ella interpreta como el sol naciente y el sol poniente, cuando solo se ve una parte del astro sobre el horizonte y la espiral que está en el centro de la flor representa el movimiento solar en la eclíptica heliacal.
En lo personal considero este símbolo como uno de los más hermosos e incluso me atrevo a decir que es muy poético, tomando en cuenta la importancia que tenía el culto al dios solar en el México Antiguo, no dejo de asombrarme de que tanto pueda decirse con un simple gesto, una línea, una espiral y las ondulaciones que simulan los pétalos de una flor. 
No pude evitar la identificación de la flor solar con el Cristo Helios, una imagen de mosaico de inicios del siglo IV en el techo de la necrópolis preconstantiniana bajo la Basílica de San Pedro, donde se ve un Cristo glorioso que guía el carro del sol rodeado de hermosas vides; asimismo lo he relacionado con la unión espiritual de la que trata San Juan de la Cruz en su libro La Noche Oscura del Espíritu donde precisamente Dios (el Amado del alma) es el amanecer al final de la noche más oscura.
"Uchilobus" y "Rosa Espiral" forman parte de la serie de acuarelas que intitulé Fantasía Mexicana.



"Uchilobus" (detalle)
Acuarela
Pedro N. Sacristán
2011.



Los mexicas consideraban que el colibrí era la forma corporal de Huitzilopochtli su dios patrono, dios del sol y de la guerra.
Huitzilopochtli significa: colibrí siniestro, colibrí zurdo ó colibrí del sur; precisamente por esto se halla del lado izquierdo de la composición y del lado derecho la media flor multipétala en espiral, que en este caso representa el cristianismo (desde el punto de vista de la inculturación) "Uchilobus" o "Uchilobos" era el nombre que dieron los españoles a Huitzilopochtli.
La unión del símbolo espiritual prehispánico y la denominación utilizada por los españoles respresenta a México y es la síntesis de la espiritualidad mexicana, pasada y presente.
El colibrí también era un símbolo de resurrección entre los mexicas; se consideraba que aquellos guerreros que morían luchando valerosamente, acompañaban al sol en su camino a través del cielo y volvían a la vida como colibríes.



"Rosa Espiral" (detalle)
Acuarela
Pedro N. Sacristán
2011.



Estilización de la media flor multipétala en espiral símbolo del amanecer y del ocaso; representación gráfica de la identidad espiritual mexicana, suma del símbolo cristiano de la rosa y el símbolo solar prehispánico, síntesis espiritual del Nuevo y el Viejo Mundo.
 

La rosa: símbolo cristiano que representa la Pasión de Cristo, la Virgen María, los mártires cristianos y el paraíso.


La media flor multipétala en espiral: símbolo prehispánico que se interpreta como el amanecer y el crepúsculo, cuya espiral describe el movimiento solar a través de la eclíptica "camino heliacal".

He interpretado este símbolo como metáfora de la vida, muerte y resurrección de Jesucristo, y a la vez como síntesis gráfica del Misterio Pascual desde el punto de vista de la inculturación, que consiste en la reinterpretación de símbolos antiguos en un contexto cristiano, tal como ocurre en la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe.
La espiral en el centro de la rosa simboliza la eternidad.






Como mexicano veo con tristeza la arbitrariedad de mis paisanos que asumen "la visión de los vencidos" y ven a los conquistadores españoles como lo peor de lo peor, de igual manera me parece reprobable menospreciar nuestras raices prehispánicas; es preciso entender que el mexicano actual no es ni  totalmente indígena, ni español, sino la suma de ambos; y que en su sangre habita el Macehual merecido por la sangre de los dioses, guerrero de voluntad indomable, mago, poeta, amante que se dejó cautivar por la Flor y Canto de esta tierra y cuyos ancestros levantaron una de las ciudades más hermosas de todos los tiempos en medio de una laguna y también, heredero del exquisito idioma español, de la obra de Cervantes y el teatro del siglo de oro, del arte y la ciencia del Viejo Mundo, de aquellos hombres que navegaron con pericia hacia un mundo desconocido y trajeron con ellos al Verbo.



"El Amado de mi alma es flor del amanecer"


Pedro N. Sacristán
Artista Plástico





*Estas acuarelas fueron publicadas como Viñetas en Gaceta Cariátide Brevedades Literarias Año 2 Num 3 Verano 2011.