miércoles, 9 de mayo de 2012

Cantar contigo a través de la LLUVIA


Cuarto Menguante Teatro presenta: "Cantar contigo a través de la LLUVIA"


Reseña



 


El domingo 8 de abril asistí al estreno de la obra “Cantar contigo a través de la LLUVIA” la cual me impresionó profundamente y marcó un antes y un después, provocando una catarsis que pudo sentirse en todo el público; muchos lloraron, yo lloré, algo en los corazones de cada uno de nosotros había quedado al descubierto.

LLUVIA es una obra única en su clase y podría calificarse de muchas maneras: divertida, conmovedora, espiritual y profundamente filosófica, onírica, visionaria, etc. Una obra de arte, en pocas palabras.

LLUVIA es el montaje número 19 de la compañía Cuarto Menguante Teatro y con el cual celebran ocho años en los escenarios nacionales e internacionales. Antes había tenido la oportunidad de conocer su trabajo, en 2009 vi “Los Entremeses Cervantinos” que me dejó una grata impresión y desde entonces me convertí en un asiduo asistente a las presentaciones de la compañía. También vi “Librándola” de la autoría de A/J Malpica, “Amor Líquido” y “Azahares y Espinas” inspirada en Bodas de Sangre de Federico García Lorca y la Tragedia Española de Thomas Kyd; ya he perdido la cuenta de todas las veces que he ido al teatro a verlos, la calidad de su trabajo me produce una gran satisfacción.

Me parece importante destacar que LLUVIA marca uno de los momentos cumbre en la historia de Cuarto Menguante, ya que es una obra original escrita por los integrantes del proyecto. Tiene la apariencia de ser un espectáculo ligero cuya finalidad es divertir al público, pero poco a poco empieza a cautivar a la gente, llevándola a realizar un viaje extraordinario al interior del alma, que es el vaso de los sueños, de las memorias, los miedos y los deseos.

LLUVIA es apta para todo público, desde los niños pequeños hasta adultos, con poca o gran formación cultural, ahí reside la complejidad y el mérito de la obra.




Lluvia - Brenda Sánchez Viveros

 
El gran muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, concebía en su Teoría de la Poliangularidad a la pintura como una especie de “gran maquinaria” que era puesta en funcionamiento por el espectador cuando este comenzaba a moverse mirándola desde todos los ángulos; sin embargo, para Siqueiros el espectador solo era el “switch” que encendía dicha maquinaria. Con LLUVIA sucede algo parecido pero en distintas proporciones, ya que en este caso la obra teatral es el switch que enciende la gran maquinaria de la imaginación, creando una profunda interacción y retroalimentación con su público, de forma que nadie puede permanecer indiferente, incluso los más exigentes.

LLUVIA comienza con un “accidente” simultáneo de tres personas muy diferentes entre sí, y de ese accidente obtenemos diferentes impresiones: Watt nos narra de forma subjetiva cómo percibe el golpe del auto que lo embiste y que lo deja en estado de coma, Lluvia describe de forma hiperrealista su muerte en el tobogán, y Pluv habla del procedimiento del aborto de su madre con el lenguaje que utilizaría un médico o una enfermera.

El accidente tiene dos caras: una trágica y desafortunada, y otra liberadora, pues permite la alineación de los tres mundos.

Watt tiene una experiencia cercana a la muerte, básicamente LLUVIA trata de eso, del alma y del ser, tocando todas aquellas preguntas que la humanidad ha llevado a cuestas durante miles de años, y que han fascinado a los hombres de todas las épocas: ¿Qué hay más allá de la muerte?, ¿existen los fantasmas? y si existen, ¿cómo son?, ¿podemos contactar con ellos?, ¿qué significan los sueños?, ¿cuánto mide un pensamiento?, ¿qué es el alma? etcétera.

Con un fino sentido del humor, con gran libertad y de forma muy divertida, LLUVIA nos lleva a través de todas esas cuestiones sin pretender responderlas o establecer un parámetro para la verdad.

La obra transcurre en un espacio imaginario, en un tiempo indeterminado y de forma misteriosa. Al principio, pensé que sólo se trataba de la imaginación de Watt, pero poco a poco me di cuenta de que el escenario es la imaginación misma, la de todos, quizás una especie de Aleph como el que menciona Borges en su cuento La escritura del dios.



Watt - Armando Solares

 
Tras el accidente, el alma de Watt queda desnuda de todas las capas superficiales de su persona, es decir, su empleo, formación académica, situación financiera, etcétera, de todas aquellas cosas que uno va adquiriendo en la vida; es el alma de un hombre de 30 años que se halla en el estado más puro, mostrando su belleza original, es el alma de un niño.

En su viaje lo acompañan Lluvia, que murió a los ocho años y Pluv, quien ni siquiera llegó a nacer; a través de ellos el público puede mirar el interior del alma de Watt, el alma de un hombre común, y por ello, una de las más bellas.

Los personajes son muy hermosos, y en muchos casos llegan a ser sublimes. Pluv permanece en el estado de éxtasis de cuando fue concebido, y con gran poesía nos narra el choque y la explosión que lo formó en el útero de su madre. Es una especie de genio, un personaje maravilloso, cuya danza hipnotiza. Su discurso tiene una belleza única y contiene imágenes que me atrevo a comparar a la pintura de los llamados artistas visionarios, en concreto Alex Grey, Robert Venosa, Andrew González, Leo Plaw, etc.

Y Lluvia es la personificación de la belleza, es la musa en torno a la cual vemos cómo el alma se desdobla.

La lluvia como elemento, actúa como una especie de vehículo para las emociones, tal como el agua le da vida a las acuarelas: así la lluvia abre la conciencia de los personajes.


 
Pluv - Kiawtletl Herce
 

Es de llamar la atención que la vida y la muerte siempre están presentes, como si se tratase de dos personajes más; no están en pugna luchando por el alma de Watt, sino más bien formando una sola entidad en la imaginación.
Lluvia y Pluv casi no tienen conciencia de que están muertos y están en un estado de fascinación permanente, compartiendo con Watt la capacidad de asombro y del “atesoramiento” de las cosas que realmente valen la pena, cosas que a veces pareciera que el mundo ha olvidado: las cosas pequeñas.

En algún momento aparece el “villano-monstruo” y todos se ocultan asustados. Tiendo a interpretar a ese “villano-monstruo” como la presencia cercana de la muerte, aunque ellos superan pronto este temor y dan el salto, porque ¿qué clase de mundo imaginario sería si no hubiese monstruos?

Poco a poco vamos recorriendo el camino de la vida, una vida que aparece ante nuestros ojos como lo fue quizás el día en que nacimos: indescriptiblemente bella y exuberante. Este camino no es lineal, sino más bien es una espiral: a través de una estética “Chagallesca” (aunque prefiero utilizar el término “Chagallesque”) Watt nos lleva hasta aquellos días donde convivimos con los hermanos y con los amigos, donde todo es fascinante, donde todo es “atesorable”.

La obra tiene grandes momentos como el primer beso de Watt que nos tiene a todos expectantes y en la orilla del asiento, el viaje a la dulcería o las “espantadillas” de las que puede decirse que son verdaderamente “alebrijescas”.

Aquí conviene mencionar el excelente trabajo corporal de los actores, que crean para nosotros escenas de intenso colorido que me atrevo a calificar de exquisitas.

El público se ve reflejado en el espejo del alma, las imágenes y los recuerdos que evocan los personajes causan una fuerte introspección y una gran identificación de la propia vida con lo que sucede en escena: el primer beso de Watt es el primer beso de todos nosotros, todo el público vuelve a ese momento, al primer amor, a ese amor idealizado, la expectación crece casi hasta el punto de la explosión y no hay otra cura ni otra solución más que el inevitable primer beso.

La identificación también está presente en la relación con los padres y con los hermanos, pero siempre nos lleva a un punto más alto, el de la visión infantil, esa visión tan pura y transparente que parece conocerlo todo.





Siguiendo la lógica de los sueños, los recuerdos comienzan a mezclarse con los deseos y las posibilidades: Lluvia y Pluv hacen de las suyas y varían la historia, cuentan una versión alternativa del primer beso o un suicidio hipotético de los padres de Watt, todo con tal ingenio e imaginación, que son contados los momentos en que el público deja de reír. La tragedia vuelve cuando Watt revive la muerte de Hebert, pero aquello que en un primer momento fue desgarrador se convierte en gran consuelo ya que Hebert se vuelve parte de la magia de aquel mundo donde ya jamás podrá morir.

Los músicos también son personajes misteriosos de la obra, aunque no menos misteriosos que el narrador cuya dulzura y simpatía transmiten una sensación de gran comodidad, como el estar arropado en la cama escuchando un cuento para dormir.

La música juega un papel decisivo ya que contribuye a esa “sensación de color” creada por los actores y los acentos están perfectamente marcados. En algún momento Pluv canta su canción que trata de los “horribles dulces mágicos” que él fabrica, horribles pero deliciosos. Lluvia en cambio, canta de cómo ha olvidado el sabor de las cosas, una metáfora conmovedora de cómo olvidamos poco a poco todo aquello que en un principio atesoramos.
 




Mi parte favorita es el final de la obra, del cual diré poco porque lo mejor es que cada quién lo experimente por sí mismo.

Después de todos los chistes, bromas, risas y juegos, el llanto es inevitable. Uno se ha encariñado demasiado con los personajes, queda el corazón expuesto, la lluvia se ha transformado en lágrimas, lágrimas con las que terminamos reconociendo la belleza de nuestras vidas y de la vida misma (a pesar de los accidentes).

Irónicamente, esto lo aprendemos de dos niñitos muertos y de uno que va a medio camino. En esta experiencia cercana a la muerte, uno se pregunta, ¿Es necesario morir para volver a vivir? Como antes lo indiqué, la obra no pretende mostrarnos la verdad, sino que cada quien halla sus propias respuestas en la apertura del corazón.

LLUVIA aborda tantos aspectos de la vida y tantas cuestiones inexplicables de forma tan sencilla que es muy fácil disfrutarla, LLUVIA hace de la visita al teatro algo tan divertido y ligero como pasar la tarde amasando plastilina para formar un mosaico marmoleado de sueños, con todos los colores de la emoción humana.

“Cantar contigo a través de la LLUVIA” se presentó todos los domingos de Abril en el Foro Quinto Piso y despertó tal fascinación en mí que asistí a todas las funciones, y probablemente lo siga haciendo hasta que dejen de representarla. En contraste con la deshumanización de algunas manifestaciones del arte, LLUVIA provoca una fuerte catarsis en el público, uno sale del teatro renovado, siendo una mejor persona.


La obra fue dirigida y cuidada en cada detalle por Mariana Carbajal.

El elenco es el siguiente:

Lluvia - Brenda Sánchez Viveros

Watt - Armando Solares

Pluv - Kiawtletl Herce

Narrador - Guillermo Jair


con música original de Majo Villaseñor y Edgar Jiménez.

Las fotografías y diseño de imagen son de Gabriela Gomez Meza.


Felicito a Cuarto Menguante por su octavo aniversario, a sus directores por tan excelente puesta en escena y me quedo en espera de las próximas temporadas de LLUVIA en 2012.

Esta es solo una breve reseña y mi percepción personal de mi obra de teatro favorita.


Pedro Sacristán
Artista Plástico











* Las fotografías utilizadas en esta reseña han sido editadas con el permiso de Cuarto Menguante Teatro.