El viernes 24 de Febrero tuve la dicha de asistir al cierre de temporada de "Azahares y Espinas" presentada por la compañía de teatro independiente Cuarto Menguante en el Centro Cultural José Martí, muy cerca de la Alameda Central.
"Azahares y Espinas" es una adaptación de Bodas de Sangre de Federico García Lorca, magistralmente dirigido por Mariana Carbajal.
A decir verdad he visto esta obra bastantes veces, tantas que incluso ya perdí la cuenta; sin embargo cada vez que vuelvo al teatro la emoción comienza desde la fila de entrada y cada una de las representaciones tiene un espíritu propio, de forma que se llegan a saborear los diálogos, la música y el trabajo corporal de los actores con gran intensidad, hasta llegar a compartir el sufrimiento de los personajes, el deseo, la ausencia de aquellos que siempre están presentes, el éxtasis del combate, la locura y la muerte, hasta quedar con el corazón exhausto para liberar un gran suspiro al final y después el aplauso, ese aplauso que estuvo guardado en la oscuridad del teatro.
Por todo esto es que el teatro es un arte único que jamás podrá ser reemplazado por el cine o la televisión; el ver y sentir a los actores sobre el escenario es una experiencia impactante.
Desde 2010, Azahares y Espinas se ha presentado en diversos escenarios: El Foro Cultural Coyoacanense "Hugo Argüelles", El 2do Festival de Pantomima en Querétaro, El Festival de Teatro Independiente Agua Dulce, Veracruz 2010, XI Feria Internacional del Libro en el Zócalo y El Centro Cultural José Martí, entre otros.
Es asombroso atestiguar el proceso de maduración de una obra que fue impactante desde su estreno y cuyo montaje fue realizado con tal cuidado y dedicación, que muchas veces llegué a pensar que no podía ser mejor; sin embargo he tenido oportunidad de verla con diferentes actores en los papeles de Isabel, Jerónimo y Belimperia, y eso solo lo ha hecho mejor, pues se renueva, se aviva y en especial en esta última representación que considero uno de sus momentos cumbre.
Definitivamente el escenario del Centro Cultural José Martí favoreció mucho la obra, ya que tiene una mejor acústica y fue posible apreciar muchos diálogos que quizá tendían a perderse en otros escenarios; desde el inicio podía percibirse la profundidad de las emociones contenidas en cada uno de los personajes que, en un primer momento se funden en una masa oscilante de deseos, de causas y motivos que los llevan poco a poco hasta el abismo.
El trabajo corporal y la música en vivo crean una especie de hipnosis apenas perceptible en el público, el vaivén de las figuras en la luz trémula y rojiza del escenario crea cuadros y composiciones vivas cuyo dramatismo es comparable a "La Balsa de Medusa" de Théodore Géricault.
Azahares y Espinas es una poesía sobre un escenario, cada uno de los personajes pareciese hecho de filigrana o de fina orfebrería: La Madre que es ángel y demonio, mujer amada y dulce, con el corazón en la mano y al mismo tiempo amarga como la mandrágora, su tragedia se expande hasta tocar al último de los espectadores.
Jerónimo el enamorado que lo apuesta todo al hermoso semblante de una mujer, inocente y alegre, honorable y tristemente incontrolable, aquí me gustaría mencionar que me agrada mucho la vivacidad y la gallardía de Miguel del Castillo.
Leonardo es el hombre esforzado y fuerte, no menos gallardo y honorable que Jerónimo pero nacido bajo una mala estrella, en cuyo corazón roto y amor inextinguible es posible reflejarse; sus diálogos son directos, como lo es el hombre del campo y su locura le escapa del entrecejo. Este genial antagonista de pronto nos abre su corazón, en medio del bosque, tendido en la hojarasca con Isabel de forma que es imposible acusarle de injusto.
Isabel bella como una flor silvestre que crece en la roca más escarpada, todos los ojos que la han mirado se inflaman de deseo; frágil y fuerte, hermosa y traicionera, mujer honrada pero consumida por su pasión. Isabel ha sido interpretada por Claudia Wega e Ireri Solís en 2010, Valeria Betancourt en 2011, y en 2012 por Nara pech y Rebeca Roa. En el cierre de temporada fue Rebeca Roa quien la interpretó y considero que ha sido la más bella de las actrices que han interpretado dicho papel, aunque aún no he visto a Nara Pech como Isabel y no dudo que será algo digno de recordar, pues he tenido el privilegio de verla actuar en la compañía El Minutero Teatro.
La Luna el más enigmático de los personajes a quien he definido como "agente del destino" muchas veces parece la personificación del demonio, de la muerte o la locura; es una especie de genio que se complace en la desdicha humana, sediento de sangre y desconcertantemente benigno en ocasiones.
Uno de mis momentos preferidos de La Luna es la persecución en el bosque, donde acompaña a Jerónimo y ambos describen el bosque tenebroso, las rocas, las raices, el frío de la noche y el camino accidentado a través de su técnica corporal. La Luna es interpretada por el talentoso actor Erik Enríquez.
Belimperia la mujer leal, la buena esposa, pero despechada y despreciada; cuyos pasos pareciesen seguir las huellas de La Madre hacia la soledad y la amargura de la viudez.
Ella me conmueve especialmente pues es un punto de identificación o de equilibrio entre los polos: Isabel y La Madre.
Ella bien sabe lo que es ser "la novia" en el día de su boda, sabe lo que es ser deseada y amada, y de pronto se ve sumida en la incertidumbre y en el abandono. También es madre, una madre joven que se aferra a su hijo a medida que el amor y la vida de Leonardo acaban.
El combate escénico es uno de los momentos claves de la obra, la coreografía estuvo a cargo de Miguel Ángel Barrera de esto no diré más, así como no caeré en la tentación de citar muchos de mis diálogos favoritos pues Azahares y Espinas debe experimentarse personalmente, es algo que se disfruta momento a momento y ninguna descripción podría sustituir una noche de teatro.
Quizá el único comentario negativo que tengo es la austera iluminación del Centro Cultural José Martí en comparación con el Foro Cultural Coyoacanense, aunque esto no logró afectar el maravilloso desempeño de los actores.
Esta pequeña nota la escribo con el motivo de la gran estima y admiración que siento por los miembros de Cuarto Menguante Teatro, como un gesto de gratitud porque nunca salí insatisfecho del teatro después de ver Azahares y Espinas, porque les agradezco infinitamente sus "Entremeses Cervantinos" además de que los extraño junto con "Librándola" que en 2011 cumplió sus 100 representaciones, porque comparto la alegría de los 7 años de la compañía y espero que sean aún muchos más.
Recomiendo ampliamente el trabajo de la compañía y me quedo ilusionado, siempre en espera de verlos en el teatro.
Es un privilegio formar parte de su público.
Pedro Sacristán
Artista Plástico
Mi elenco favorito de Azahares y Espinas:
Madre - Brenda Sánchez Viveros
Jerónimo - Miguel Del Castillo
Leonardo - Armando Solares
Isabel - Nara Pech y Rebeca Roa
Belimperia - Susana Islas y Nara Pech
La Luna - Erik Enríquez
Con música en vivo de Majo Villaseñor
Dirección de Mariana Carbajal
Visita:
*Fotografía: Esván Lemus
Las imagenes pertenecen a Cuarto Menguante Teatro y han sido incluidas aquí con el permiso expreso de los miembros de la compañía.
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